En la Universidad de Rosario destacan las virtudes de Magrario, el cordero magro de Agrarias.
El sector agropecuario argentino, al igual que toda Latinoamérica, enfrenta el desafío de producir alimentos no sólo en cantidad sino también con más calidad.
En los últimos tiempos el crecimiento agrícola, favorecido por el precio de los granos (más allá de las últimas bajas), ha producido una reducción significativa en la superficie dedicada a las pasturas y, como consecuencia, las existencias ganaderas se han mantenido constantes o incluso han disminuido. De hecho, el abandono de las explotaciones mixtas, que conlleva a un aumento del deterioro del capital suelo, es uno de los temas de discusión dentro de la agricultura sustentable.
Si bien la ganadería ovina fue anterior en el Río de la Plata a la bovina, su explotación es solo muy significativa en las provincias patagónicas. En el resto del país constituye una actividad secundaria o bien es de subsistencia para regiones menos desarrolladas.
En Santa Fe, la mayoría de las razas ovinas introducidas tienen la particularidad de que cuando sus corderos se suplementan para obtener un cordero pesado (40 a 50 kilos) las reses suelen tener un nivel de grasa no aceptado por el consumidor.
En el Campo Experimental Villarino en la localidad de Zavalla, apenas a 22 km de la ciudad de Rosario, la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario tiene su campo experimental, inserto en el corazón de la pampa sojera. En esta zona no hay poblaciones ovinas apropiadas que cumplieran con el objetivo de producir corderos precoces y magros.
En la década del 80, con el apoyo económico de Cooperadora de esta Facultad, se comenzó un programa de retrocruzas con dos razas. Una de ellas fue la raza Ideal, frecuente en la zona, de excelente calidad de lana, descendiente del tronco de ovejas Merino y la otra usada como raza recurrente fue la Texel, originada en Holanda, reconocida por sus reses magras y frecuentemente utilizada en la UE como raza Terminal en cruzamientos industriales. Los carneros iniciales provinieron de las provincias de Buenos Aires y Río Negro.
Estos cruzamientos produjeron corderos con rápido crecimiento, eficientes en la conversión de alimentos, tanto al destete como a la pubertad, que convierten el alimento en proteínas, dando reses que tienen menor tenor graso y más carne magra. En dos meses en confinamiento posdestete, alcanzan en promedio 45 kilos. Otra particularidad es que sus madres son muy rústicas, están adaptadas a la zona y mantienen la misma tasa de partos dobles que la raza Ideal. Esto se ha producido por efecto de la selección de fertilidad femenina que acompañó este programa genético. Este nuevo genotipo fue registrado en 1999, ante la SAGPyA, con la marca Magrario.
Otras experiencias en este Campo Experimental demostraron que en cruzamientos con otras razas de la zona se obtienen corderos con alta tasa de crecimiento en el posdestete y una reducción del 50% en el tenor de grasa en la res respecto a la raza materna cuando el padre es del genotipo Magrario. Estas pruebas se conducen en confinamiento y a campo.
Clarin
felipegonzalezvergara@gmail.com
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